
Daniela
El mundo esta cambiando, las noticias en redes sociales nos dejan perplejos ante la situación que está viviendo cada continente;
y aunado que cada uno de nosotros tenemos nuestra propia lucha interna.
El mundo y las personas hemos cambiado de manera radical, la frialdad e indiferencia son un arma letal.
Justo en el mes de noviembre nos encontrábamos Carlo y yo platicando sobre las consecuencias de aquellas acciones del pasado,
Fue la primera vez que me cayó el veinte que todo estaba muy descuadrado en la vida
¿Te ha sucedido qué todo lo que creías perfecto, de repente todo se pincha?
Bien, en ese momento Carlo reventó mi pequeño gran globo
La vida es como un juego de azar, vas, no vas, apuestas, pasas.
Cada una de estas decisiones, a las que no siempre damos importancia, nos acercan o nos alejan de ganar la partida;
En la vida al momento de nacer nos entregan diversas cartas, a veces no son muy favorables, y lo diré así ya que la mayoría de los que estamos presentes hemos jugado algún juego de cartas
¿No es así? Y cuando nos las reparten, tenemos la oportunidad de modificarlas, para dar un giro al final;
En la vida, puede suceder, pero no es sencillo, ya que cambiar por completo todo, sería cambiar hasta nuestro núcleo familiar.
Cuando te vi por vez primera, mi alma entera se estremeció en el momento que tus labios toque; pero ¿Quién, diría amor mío?
Que cuando yo te vi, te reconocí.
Te has preguntado, porque te amo tanto, esto suena así:
Helena regresando su casa, siendo recibida por su hermana menor: ¿Cómo te fue con las chicas?
Helena: Bien, Michel sorprendida ya sabes, quiere saber absolutamente todo, tu ¿Cómo vas?
En tanto Juan abría el sobre que le habían dejado horas atrás. Pensaba para sí: -Es increíble, he seguido con mi vida, he hecho todo lo que es posible, es normal que la extrañe de vez en cuando, pero, pensar así en ella, no es bueno ¿Qué será de Helena?
En los recuerdos de Juan, avivaba uno muy particular – Helena: ¿Cenaremos juntos esta noche?
Helena suspirando: Bueno…
Ana y Michel: Si no ves necesario, no hables de ello.
Helena: Creo que ya puedo hacerlo.
En tanto Juan, llegando a su apartamento, sentía como su estómago se inflamaba, su cabeza le empezaba a doler desmesuradamente, subía por el elevador, su corazón se aceleraba: ¡Carajo! Pero ¿Qué me sucede?
Andrea: Vale, estamos en contacto ¿Verdad?
Juan: Si, si, recupérate.
Bajándose Andrea del vehículo de Juan, le causó gran intriga los comentarios de él, ella, sentía cierta fascinación a hombres con un alto nivel de misterio en su vida, Juan, no hablaba mucho de la suya, solo dejaba abiertas todas las preguntas,
Andrea llevando su mano derecha a su frente: Si, claro, fue un honor no haber pasado la noche contigo.